Textos

 

Un tercerón en Alcalá de Henares

El 4 de septiembre de aquel año, Jorge Bergoglio llegó a Madrid. Lo esperaban en el aeropuerto de Barajas dos miembros de la Compañía que lo llevaron a Alcalá de Henares. San Ignacio de Loyola decía que los largos años de estudio en el seminario y en las facultades de Filosofía y Teología podían ahogar el espíritu y por eso instituyó en la última parte de la formación la tertiam probationem.

El padre Enrique Climent, actual superior de la residencia alcalaína, me explicó que «todo jesuita hace los Ejercicios Espirituales al menos dos veces en su vida, primero en el noviciado y luego en la probación, que tiene por objeto recuperar la espiritualidad porque, como dijo San Ignacio, el corazón se gasta después de tanto estudio. Después del cultivo cultural llega, al final, el espiritual y contemplativo. En ese periodo, escuela del corazón, se vuelve a las raíces, a por qué somos jesuitas; se leen los documentos fundacionales, especialmente ciertos puntos de nuestras constituciones, se hace un mes de Ejercicios Espirituales, se reza diariamente el oficio de horas y se realizan algunas obras de caridad, porque San Ignacio insistía que en ningún momento debe perderse el contacto con los pobres».

En una habitación monacal -una cama, una silla, una mesa y suelo de ladrillo- pasó cinco meses el padre Jorge, viviendo en un ambiente de silencio, de oración, de discernimiento y de caridad junto con otros doce jóvenes, de los cuales ocho eran españoles, cuatro iberoamericanos, uno estadounidense y uno japonés.

«El padre José Arroyo era nuestro instructor. Jorge era muy piadoso, humilde y sencillo», me dice el padre Jesús María Alemany. «Con él paseaba, unas veces en silencio, otras conversando, por el gran pinar que rodeaba al edificio. Los tercerones hacíamos el servicio de caridad en el hospitalillo de Antezana, cuidábamos ancianos y visitamos la cárcel de la Galera».

Era el primer año que se hacía en Alcalá de Henares la «tercera probación», que según el padre Climent, recibieron en vísperas de la Navidad. «A partir de esa ceremonia, el padre Jorge renovó la promesa de vivir y morir en la Compañía, sirviendo al Señor en la ayuda al prójimo, fue considerado apto para ser jesuita e invitado a hacer los últimos votos».

 

La familia Aimelt y el secreto de Bergoglio 

El 29 de noviembre, Liliana Esther Aimetta, misionera metodista, maestra, de 22 años de edad, y el profesor Néstor Julio España fueron secuestrados por un «grupo de tareas» del Ejército. Al día siguiente su hermana, Ana María Aimetta, estudiante de Filosofía en la Universidad de El Salvador y miembro de Guardia de Hierro, recibió una llamada telefónica del Provincial de la Compañía, que le pidió encontrarse con ella en la Casa de Ejercicios de San Miguel. Se conocían desde hacía años porque Ana María era una de las discípulas de Amelia Podetti, la profesora de Filosofía cuyas ideas compartía Bergoglio. El padre Jorge le dijo que deseaba ayudarla. Hizo gestiones y averiguó que estaba en la Escuela Mecánica de la Armada. No consiguió hacer nada más por la maestra, hoy considerada como una de las mártires de la fe de la Iglesia Metodista. Liliana y su compañero Néstor pasaron a engrosar la lista desaparecidos.

En 2006, volvieron a encontrarse con motivo de la publicación de la Introducción a la Fenomenología del Espíritu, de Amelia Podetti, editada con una introducción de Ramiro Podetti y un comentario de Ana María Aimetta. Ambos eran amigos de Bergoglio desde los años 70 y coincidieron que había muchos motivos para pedirle al arzobispo que escribiera el prólogo.

En esas reuniones hablaron de su hermana Liliana, y Jorge Bergoglio le dijo cuánto había sufrido y le hacía sufrir el drama de los desaparecidos, entre otras razones por una de carácter familiar: su primo hermano el teniente coronel Oscar Lorenzo Cogorno fue detenido a raíz del fracasado golpe de los generales Valle y Tanco, y fusilado por orden del general Aramburu. «La violencia engendra violencia y eso lo hemos padecido durante años. Nunca más», le dijo Bergoglio aquella noche.

 

Cianuro

I

      La moral de los Montoneros, para crear el “hombre nuevo” del Ché Guevara, fue la causa por la que la direccion degradó a Francisco “Paco” Urondo: por “desviaciones burguesas”, al haber sido “infiel” a su pareja, Lili Massaferro, y le ordenó ir a Mendoza a hacerse cargo de la regional de la organización. El pretendió que lo mandaran a otra parte, porque en Mendoza era muy conocido y podría ser pronto localizado, pero terminó por obedecer disciplinadamente. Urondo,  novelista, guionista de cine y poeta, había dicho: “empuñé un arma porque busco la palabra justa” y quiso ser consecuente con su compromiso de militante.

         “El traslado de Paco a Mendoza fue un error”, escribió Rodolfo Walsh.

“Cuyo* era una sangría permanente desde 1975, nunca se pudo mantener en

*Mendoza está en la region andina llamada Cuyo.

pie”. Urondo llegó en mayo y murió el 17 de junio. Esa tarde iba en un coche acompañado de “Lucia” (Alicia Raboy, su compañera) y la hija de ambos y con Renée “Turca”Ahualli. Iban a una “cita de control” y al acercarse al lugar vieron un coche en el que iba Anibal Torres flanqueado por dos personas. Torres había sido secuestrado días antes y comprendieron que estaba allí para “denunciarlos a dedo” tras haber sido torturado. Paco Urondo aceleró, siendo perseguido por un vehículo policial. No pudieron separarse de sus adversarios, que corrían en paralelo intercambiándose disparos. La “Turca” resultó herida en una pierna cuando disparaba a los perseguidores. Urondo  frenó al tiempo que decía “Bajen ustedes. Me tomé la pastilla”. Las dos mujeres saltaron del coche con la niña, mientras Paco disparaba.

         El efecto de la pastilla de cianuro que debían llevar todos los jefes Montoneros para evitar ser capturados y dar información a sus captores, produjo efectos inmediatos. Paco dejó de disparar y murió con dos tiros en la cabeza. “Lucía” corrió apenas dos calles y fue detenida. No hubo más noticias de ella. La niña, de un año, fue llevada por los policías a la Casa cuna, donde días después la recogió su abuela. La “Turca”, herida en una pierna, logró escapar y el año 2011 declaró en el juicio contra los cuatro policías que los persiguieron y que han sido condenados a cadena perpetua.

 

II

El 29 de septiembre María Victoria “Hilda” Walsh estaba en una  casa en el barrio porteño de La Floresta participando en una reunión del secretariado político de Montoneros, cuando el edificio fue rodeado por tropas del Ejército. Mario Firmenich, Rodolfo Galimberti y otros dirigentes lograron escapar mientras Maria Victoria Walsh y un compañero, Alberto  Molina, resistieron una hora y media, hasta que  agotadas las municiones, subieron a la terraza y ella gritó: “ustedes no nos matan, nosotros elegimos morir” y tomó la pastilla de cianuro; su compañero se suicidó disparándose en la sien.

Rodolfo Walsh conoció la noticia por la radio y un par de meses después escribió en “Una carta a mis amigos”: “Mi hija no estaba dispuesta a entregarse con vida. Conocía el trato que dispensan los militares a quienes tienen la desgracia de caer prisioneros, la tortura sin límites en el tiempo y los métodos. En una guerra de esas características el pecado no era hablar, sino caer. Llevaba siempre encima una pastilla de cianuro”.

La “Carta a mis Amigos” se publicó en los boletines mimeografiados de noticias de la Agencia de Noticias Clandestina (ANCLA) que recibíamos los corresponsales y amigos. Era el modo de contrarrestar la censura impuesta por la dictadura a los comunicados de los guerrilleros. Los periódicos sólo publicaban los que daban los militares sobre los atentados o los enfrentamientos con la subversión. En esa carta, Rodolfo Walsh evaluaba” la real gravedad de nuestra situación militar es “el elevado porcentaje de pérdidas y de territorios que hemos tenido que evacuar; la retirada del apoyo de la clase obrera, la derrota de la clase media y el desbande de los intelectuales y profesionales. Nos enfrentamos con una situación que amenaza convertirse en exterminio. La dura realidad actual no permite ni siquiera pensar en el poder y la realización de nuestros sueños socialistas”. Sólo queda intentar ”sobrevivir, para lo que la seguridad individual y colectiva debe ser prioritaria. Los líderes montoneros que preserven las estructuras bajo su mando tendrían que ser un favor a considerar en las promociones futuras”, para lo que sugería “al comando nacional, junto con las figuras más conocidas de la organización, refugiarse en el exilio, para quitar al enemigo la posibilidad de infligirnos derrotas decisivas al capturarlos o matarlos”.

Fue la única de las propuestas y reflexiones que el alto mando tuvo en cuenta.

III

Rodolfo Walsh no se refugió en el extranjero, sino que prosiguió la lucha. El 25 de marzo del año siguiente, 1977, un día después de escribir una “Carta Abierta de un Escritor a la Junta Militar” y minutos después de enviar por correo los primeros ejemplares, un “grupo de tareas” del ESMA lo rodeó en una calle céntrica de Buenos Aires  y le ordenó entregarse. Walsh se resistió con su arma y fue herido mortalmente. Murió horas despues en el ESMA, donde su cuerpo fue visto por testigos, allí presos, que declararon en el juicio contra veinte oficiales de la Armada, de los cuales trece fueron condenados a prisión perpetua y otros siete a penas entre 25 y 18 años.

IV

]

El 2 de diciembre los diarios anunciaron la muerte, en Lomas de Zamora, en las afueras de Buenos Aires, de Esther Norma Arrostito, “Gaby”, una dirigente histórica de Montoneros. “Un demoledor golpe” dijo La Opinión. “Arrojó una granada e ingirió una capsula de cianuro”. Los otros diarios también destacaron su muerte en un enfrentamiento que tuvo lugar a las 9 de la noche.

 Sin embargo años después algunos de sus compañeros dijeron que la habían visto e incluso conversado brevemente con ella en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), uno de los principales centros de detención y torturas. Jaime Dry dice que la vió “limpia, peinada y bien vestida, como los detenidos que gozaban de un cierto régimen de libertad, pero en su caso estaba con grilletes en los pies”. Graciela Daleo asegura que “los represores la tenían en un mayor aislamiento que otros prisioneros, que estaban en proceso de recuperación, es decir realizando trabajos de oficina. Tenia autorización para estar en la pecera algunas horas por las tardes”. Elisa Tokar recuerda se cruzó con ella “una vez que yo salía de la sala de las embarazadas y me preguntó cómo estaban las compañeras”. Todos los testigos  dicen que para ellos “Gaby era un símbolo de militancia y resistencia en la prisión, porque se negaba a la colaboración con los captores”.

Susana Ramus fue la última que la vió con vida el 15 de enero de 1978: “Estaba en la parte de atrás de una camioneta, donde me llevaron para que la acompañara mientras la llevaban al Hospital Naval. Estaba bastante consciente y me agarró la mano y me miró”.

La “doble muerte” de Norma Arrostito se puede entender por las declaraciones de los testigos, abogados y fiscales del juicio en que fueron declarados culpables y condenados a muerte sus responsables, oficiales de la Marina. Lo más probable es que “Gaby” Arrostito ingirió la pastilla de cianuro el 2 de diciembre de 1977 pero sus captores consiguieron evitar que muriera y fue llevada a la Escuela de Mecánica de la Armada, donde fue torturada y murió al cabo de 13 meses.  Su cuerpo no ha aparecido.

Muchos compañeros “murieron por efecto de la pastilla, pero los militares aprendieron a neutralizar los efectos del cianuro si los detenían inmediatamente y sobrevivieron, dando luego información bajo tormento. La delación existió y fue importante en la destrucción de las organizaciones guerrilleras. “Supervivientes de la Escuela de Mecánica de la Armada y de Campo de Mayo estiman que solo el 5 por ciento de los miles fueron capturados por casualidad o por acciones de inteligencia. El 95 por ciento se originó en la acción directa o indirecta, bien  entregando documentos y localizando casas donde  vivían o se reunían los guerrilleros, o bien con la práctica del dedo, acompañando a los militares que patrullaban por las calles y señalando a la decena de compañeros que conocían en la célula, aunque no supieran sus nombres verdaderos”, ha escrito Pilar Calveiro *.

*De la obra “Política y/o violencia. Una aproximación a la guerrilla de los años 70”. Editorial Norma, Buenos Aires, 2005. Pilar Calveiro, montonera fue detenida en 1997 y estuvo un año y medio en el ESMA y otros centros. Tras un breve exilio en España reside en México donde es profesora de la Universidad de Puebla.   

 

***

 

A pesar de las enormes bajas que venían sufriendo los montoneros realizaron en los últimos tres meses varias acciones que causaron un gran daño a las Fuerzas Armadas: en octubre hicieron estallar una bomba en el microcine del Círculo Militar de Buenos Aires, causando 50 heridos, y otra bomba en el despacho del subjefe de la Policía de la provincia de Buenos Aires, hiriéndolo a él y a cuatro comisarios.

En diciembre llevaron a cabo un gran atentado en la sala de conferencias de la Subsecretaria de Planeamiento del Ministerio de Defensa, matando a 14 altos jefes militares y de inteligencia e hiriendo a  20.

Tres coroneles y siete directores y ejecutivos de grandes empresas extranjeras fueron asesinados en otros tantos atentados en ese trimestre. 

Alicia Oliveira y los asados en Villa San Ignacio

Alicia Oliveira había sido nombrada por el gobierno de Cámpora jueza de lo penal, la primera mujer que ocupaba ese cargo. «Cuando se inició el proceso me echaron del cargo y Bergoglio me mandó un ramo de flores. Los militares decretaron mi captura y fueron a detenerme, pero por suerte no me encontraron, yo zafé y me escondí», nos cuenta. «Estuve dos meses viviendo en la casa mi amiga Nilda Garré, que había sido alumna en El Salvador y ahora es ministra de Seguridad en el Gobierno de Cristina. Uno de mis hijos iba a El Salvador y yo vivía angustiada de que no pudiera verme. Entonces, el padre Jorge Bergoglio, que era amigo mío, me fue a buscar a casa de Nilda, me llevó en su auto y entrando en el colegio me dejó en el patio para que pudiera reunirme con mi hijo. No una sino varias veces».

«Ya en febrero, antes del golpe, fue a verme al juzgado para decirme que la mano venía muy pesada. “Le pido que se venga a vivir al Colegio Máximo, a vivir con nosotros”, me dijo. Me acuerdo que le contesté: prefiero que me agarren los militares antes que irme a vivir con los curas. Por entonces nos veíamos dos veces por semana. Él acompaña a los curas de las villas y yo estaba informada de lo que sucedía en esos barrios periféricos. En los meses que estuve escondida en la casa de Nilda Garré, más de una vez me acordé de la advertencia y ofrecimiento que me había hecho. Luego me levantaron la captura y se solucionó la situación, hasta por ahí nomás, porque la dictadura era terrible. Jorge pensaba como yo».

«Yo había sido profesora en la Universidad de El Salvador. Cuando recuperé la libertad de movimientos él me obligó a hacer el doctorado y volver a dar clases. Yo les contaba a los alumnos lo que hacían los chinos, las torturas y castigos atroces que se utilizaban en el régimen de Mao, y los chicos me preguntaban cómo podía allí dormir tranquila la gente. Yo les contestaba: lo mismo pasa hoy en Argentina».

«Jorge ayudó a mucha gente durante el Proceso. Recuerdo el caso de un hombre al que salvó. Lo tenía escondido, estaba muy marcado y no podía irse al extranjero. Como se parecía a él, le dio su cédula de identidad y su clergyman y así pudo salir. Eso no lo hace cualquiera y muchísimo menos en aquel tiempo».

«Cuando yo ya pude salir a la calle nos reuníamos todos los domingos en Villa San Ignacio, la Casa de Ejercicios que está frente a la gran base militar de Campo de Mayo. Allí Jorge, el Provincial hacía un gran asado y despedía a gente que cobijaba en alguna parte, aunque no sé dónde. Desde allí escapaban al extranjero. El hermano Salvador Mura, que era su secretario, los llevaba hasta Ezeiza o incluso hasta Paso de los Libres. Otras veces era Jorge quien los acompañaba hasta el aeropuerto. Nilda Garré puede confirmarlo, porque una vez la llevé al asado. Nunca le pregunté a Jorge cómo los sacaba y a donde iban. Mejor era ignorarlo entonces. Lo que sé es que él se arriesgaba por ellos una y otra vez. Por eso a mí no me pueden venir con cuentos sobre quién es Jorge Bergoglio».

 

Los años oscuros

«Al cumplir sus 52 años Bergoglio se vio confinado, tuvo, como él  dice, "un momento de gran crisis interior estando en Córdoba". Una crisis distinta de la de su juventud, motivada por las lecturas marxistas que le daba su jefa de laboratorio, que estuvo a punto de poner a prueba sus creencias, o de la que tuvo al regresar de  Santiago de Chile y enamorarse. Una crisis más grave.

Entonces recordó lo que decía San Ignacio de Loyola: "Dado por  supuesto que en la desolación no debemos cambiar los primeros propósitos, aprovecha mucho reaccionar intensamente contra la misma desolación como, por ejemplo, insistir más en la oración y meditación, en examinarse mucho, y en alargarnos en algún modo  conveniente de hacer penitencia".

»En la habitación que se le había asignado en la residencia, la  número 5 y en la capilla, ante el Santísimo, pasó muchas horas  recordando su infancia, sus padres y sus abuelos inmigrantes.

»"No quería más que dedicarse a orar y pensamos que estaba medio  enfermo", dice el padre Carlos Carranza. El padre Jose Antonio Sojo, director de la residencia, preocupado y sabiendo que dormía poco y  mal, le ofreció cambiarlo de habitación a una interior, para que no le molestara el ruido de la calle y pudiera descansar, pero Bergoglio  no quiso.

»"Yo tengo un hermano jesuita, Pablo, y frecuentaba mucho la casa de  la Compañía, atendiendo a los sacerdotes que estaban enfermos", dice  la doctora Selva Tissera. "Estaba preocupada por la salud y estado emocional del padre Bergoglio y por eso le traje de México una  medalla de la Virgen de Guadalupe, que compré cuando visité el santuario de la Patrona de América. Cuando se la di, Bergoglio se  emocionó al punto de que se le empañaron los ojos y se la colgó al cuello".

 

Qué es ser una Nación

En la primavera del año 2002, el arzobispo Bergoglio, en un mensaje a las comunidades educativas de Buenos Aires expuso su idea de qué es ser una Nación, partiendo del poema El gaucho Martín Fierro,

Comenzó preguntándose: ?¿qué tiene que ver el gaucho con nosotros? En Buenos Aires, para muchos niños y jóvenes el caballo de la calesita es su más cercana experiencia ecuestre y el mundo del Martín Fierro es mucho más ajeno que los escenarios místico-futuristas de los comics japoneses. Esto está muy relacionado con el fenómeno de la globalización. Desde Bangkok hasta San Pablo, desde Buenos Aires hasta Los Angeles, se escuchan las mismas canciones e intérpretes, se mismos dibujos animados, se viste y se come en las mismas grandes cadenas comerciales. La producción, el comercio, religiones y formas de vida se nos hacen más próximos a través de los medios de comunicación y el turismo.

Sin embargo, esta globalización es una realidad ambigua. Muchos factores parecen llevarnos a suprimir las barreras culturales y aceptar la diversidad de , razas, sexo o cultura. Pero, por otro lado, la indiferencia reinante ante los desequilibrios sociales crecientes, la imposición unilateral de valores y costumbres por parte de algunas culturas, la crisis ecológica y la exclusión de millones de seres humanos de los beneficios del desarrollo, cuestionan seriamente esta mundialización. La constitución de una familia humana solidaria y fraterna, sigue siendo una utopía.

Un verdadero crecimiento en la conciencia de la humanidad no puede fundarse sino en la práctica del diálogo y el amor. Diálogo y amor se suponen en el reconocimiento del otro como otro, la aceptación de la diversidad. Sólo así puede fundarse el valor de la comunidad: no pretendiendo que el otro se subordine a mis criterios y prioridades, no "absorbiendo" al otro, sino reconociendo como valioso lo que el otro es, y celebrando esa diversidad que nos enriquece a todos. Lo contrario es mero narcisismo, imperialismo, pura necedad.

Pero ¿cómo puedo dialogar, cómo puedo amar, cómo puedo construir algo común si dejo diluirse, perderse, desaparecer lo que hubiera sido mi aporte? La globalización como imposición unidireccional y uniformante de valores, prácticas y mercancías va de la mano de la integración entendida como imitación y subordinación cultural, intelectual y espiritual. Entonces, ni profetas del aislamiento, ermitaños localistas en un mundo global, ni descerebrados y miméticos pasajeros del furgón de cola, admirando los fuegos artificiales del Mundo (de los otros) con la boca abierta y aplausos programados. Los pueblos, al integrarse al diálogo global, aportan los valores de su cultura y han de defenderlos de toda absorción desmedida o "síntesis de laboratorio" que los diluya en "lo común", "lo global". Y -al aportar esos valores- reciben de otros pueblos, con el mismo respeto y dignidad, las culturas que le son propias.

Sólo podemos abrir, con provecho El gaucho Martin Fierro si caemos en la cuenta de que lo que allí se narra tiene que ver directamente con nosotros, aquí y ahora. Los hombres y mujeres reflejados en el tiempo del poema vivieron en esta tierra, y sus decisiones, producciones e ideales amasaron la realidad de la cual hoy somos parte. Justamente, esa "productividad", esos "efectos", esa capacidad de ser ubicado en la dinámica real de la historia, es lo que hace del Martín Fierro un "poema nacional". No la guitarra, el malón, el poncho y la payada.

Ante la actual crisis es necesario preguntarnos: ¿Qué es lo que me "vincula", me "liga", a otras personas en un lugar determinado, hasta el punto de compartir un mismo destino?

Permítanme adelantar la respuesta: se trata de una cuestión ética. El fundamento de la relación entre la moral y lo social se halla, justamente, en ese espacio (tan esquivo, por otra parte) en que el hombre es hombre en la sociedad. Es esta naturaleza social del hombre la que fundamenta la posibilidad de un contrato entre los individuos libres, como propone la tradición democrática liberal (tradiciones tantas veces opuestas, como lo demuestran multitud de enfrentamientos en nuestra historia). Entonces, plantear la crisis como un problema moral supondrá la necesidad de volver a referirse a los valores humanos, universales, que Dios ha sembrado en el corazón del hombre, y que van madurando con el crecimiento personal y comunitario. Cuando los obispos repetimos, una y otra vez, que la crisis es fundamentalmente moral, no se trata de esgrimir un moralismo barato, una reducción de lo político, lo social y lo económico a una cuestión individual de la conciencia. Eso sería "moralina".

No estamos "llevando agua para el propio molino",- dado que la conciencia y lo moral es uno de los campos donde la Iglesia tiene competencia más propiamente -, sino intentando apuntar a las valoraciones colectivas que se han expresado en actitudes, acciones y procesos de tipo histórico-político y social. Las acciones libres de los seres humanos, además de su peso en lo que hace a la responsabilidad individual, tienen consecuencias de largo alcance: generan estructuras que permanecen en el tiempo, difunden un clima en el cual determinados valores pueden ocupar un lugar central en la vida pública o quedar marginados de la cultura vigente. Y esto también cae dentro del ámbito moral. Por eso, debemos reencontrar el modo particular que nos hemos dado, en nuestra historia, para convivir, formar una comunidad.

Retomemos el poema. Como todo relato popular, Martín Fierro comienza con una descripción del "paraíso original".Pinta una realidad idílica, en la cual el gaucho vive con el ritmo calmo de la naturaleza, rodeado de sus afectos, trabajando con alegría y habilidad, divirtiéndose con sus compañeros, integrado en un modo de vida sencillo y humano. ¿A qué apunta este escenario?

No movió al autor una especie de nostalgia por el "Edén gauchesco perdido". El recurso no está atrás, en el "origen", sino adelante, en el proyecto. En el origen está la dignidad de hijo de Dios, la vocación, el llamado a plasmar un proyecto. Se trata de "poner el final al principio", idea, por otro lado, profundamente bíblica y cristiana. La dirección que otorguemos a nuestra convivencia tendrá que ver con el tipo de sociedad que queramos formar. Ahí está la clave del talante de un pueblo. Ello no significa ignorar los elementos biológicos, psicológicos y psicosociales que influyen en el campo de nuestras decisiones. No podemos evitar cargar con la herencia recibida, las conductas, preferencias y valores que se han ido constituyendo a lo largo del tiempo. Pero una perspectiva cristiana - y este es uno de los aportes del cristianismo a la humanidad -sabe valorar tanto "lo dado", lo que ya está en el hombre y no puede ser de otra forma, como lo que brota de su libertad, de su apertura a lo nuevo; en definitiva, de su espíritu como dimensión trascendente, de acuerdo siempre con la virtualidad de "lo dado".

Ahora bien: los condicionamientos de la sociedad y la forma que adquirierorn en el tiempo y el espacio: en una comunidad concreta, compartiendo una tierra, proponiéndose objetivos comunes, construyendo un modo propio de ser, de cultivar los múltiples vínculos, juntos, a lo largo de tantas experiencias compartidas, preferencias, decisiones y acontecimientos. Así se amasa una ética común y la apertura hacia un destino de plenitud que define al hombre como ser espiritual.

Esa ética común, esa "dimensión moral", es la que permite a la multitud desarrollarse junta, sin convertirse en enemigos unos de otros. Pensemos en una peregrinación: salir de un lugar y dirigirse al mismo destino permite a la columna mantenerse como tal, más allá del distinto ritmo o paso de cada grupo o individuo.

Sinteticemos la idea. ¿Qué es lo que hace que muchas personas formen un pueblo? En primer lugar, hay una ley natural y luego una herencia. En segundo lugar, hay un factor psicológico: el hombre se hace hombre en la comunicación, la relación, el amor con sus semejantes. En la palabra y el amor. Y en tercer lugar, estos factores biológicos y psicológicos-evolutivos se actualizan, se ponen realmente en juego, en las actitudes libres, en la voluntad de vincularnos con los demás de determinada manera, de construir nuestra vida con nuestros semejantes en un abanico de preferencias y prácticas compartidas. San Agustín definía al pueblo como "un conjunto de seres racionales asociados por la concorde comunidad de objetos amados".

Lo "natural" crece en "cultural", "ético"; el instinto gregario adquiere forma humana en la libre elección de ser un "nosotros". Elección que, como toda acción humana, tiende luego a hacerse hábito, a generar sentimiento arraigado y a producir instituciones históricas, hasta el punto que cada uno de nosotros viene a este mundo en el seno de una comunidad ya constituida - la familia, la "patria"- sin que eso niegue la libertad responsable de cada persona. Y todo ello tiene su sólido fundamento en los valores que Dios imprimió a nuestra naturaleza humana, en el hálito divino que nos anima desde dentro y que nos hace hijos de Dios. Esa ley natural que nos fue regalada e impresa para que "se consolide a través de las edades, se desarrolle con el correr de los años y crezca con el paso del tiempo"*

*Vicente de Lerins, Primera Commonitorum, cap. 23. Asi dice la nota a pie de página en el texto de Bergoglio.

. Esta ley natural, que ?a lo largo de la historia y de la vida? ha de consolidarse, desarrollarse y crecer es la que nos salva del así llamado relativismo de los valores consensuados. Los valores no pueden consensuarse: simplemente, son.

En el juego acomodaticio de "consensuar valores" se corre siempre el riesgo de "nivelar hacia abajo". Entonces, ya no se construye desde lo sólido, sino que se entra en la violencia de la degradación. Alguien dijo que nuestra civilización, además de ser una civilización del descarte es una civilización "biodegradable".

Volviendo al Martín Fierro, un texto que parte de una situación idílica, en la que se desencadena el drama. en el cual, por diversos motivos, los argentinos hemos podido reconocernos, un soporte para contarnos algo de nuestra historia y soñar con nuestro futuro: Todo se verá trastocadocon la intervención de personajes, el Juez, el Alcalde, el Coronel que convierten el poema en una obra de denuncia de la política oficial, proponiendor la inclusión del gaucho dentro del país que se estaba construyendo: "Debe el gaucho de tener casa, Escuela, Iglesia y derechos."

Y el poema cobró vida más allá de la intención del autor, convirtiéndose en el prototipo del perseguido por un sistema injusto y excluyente, en versos que se hicieron carne de la sabiduría popular.

Me resulta significativo el contexto histórico del Martín Fierro: una sociedad en formación, un proyecto que excluye a un importante sector de la población, condenándolo a la orfandad y a la desaparición, y una propuesta de inclusión. ¿No estamos hoy en una situación similar? ¿No hemos sufrido las consecuencias de un modelo de país armado en torno a determinados intereses económicos, excluyente de las mayorías, generador de pobreza y marginación, tolerante con todo tipo de corrupción, mientras no se tocaran los intereses del poder más concentrado? ¿No hemos formado parte de ese sistema perverso, aceptando, en parte, sus principios mientras no tocaran nuestro bolsillo, cerrando los ojos ante los que iban quedando fuera y cayendo ante la aplanadora de la injusticia, hasta que esta última, prácticamente, nos expulsó a todos?.

Avancemos en nuestra reflexión. Nos interesa saber dónde apoyar la esperanza, desde dónde reconstruir los vínculos sociales que se han visto tan castigados en estos tiempos. El cacerolazo fue como un chispazo autodefensivo, espontáneo y popular. Sabemos que no alcanzó con golpear las cacerolas: hoy lo que más urge es tener con qué llenarlas. Debemos recuperar organizada y creativamente el protagonismo al que nunca debimos renunciar, y por ende, tampoco podemos ahora volver a meter la cabeza en el hoyo, dejando que los dirigentes hagan y deshagan. Y no podemos por dos motivos: porque ya vimos lo que pasa cuando el poder político y económico se desliga de la gente, y porque la reconstrucción no es tarea de algunos sino de todos, así como la Argentina no es sólo la clase dirigente, sino todos y cada uno de los que viven en este país. Debemos recuperar organizada y creativamente el protagonismo al que nunca debimos renunciar, y por ende, tampoco podemos ahora volver a meter la cabeza en el hoyo, dejando que los dirigentes hagan y deshagan. Y no podemos por dos motivos: porque ya vimos lo que pasa cuando el poder político y económico se desliga de la gente, y porque la reconstrucción no es tarea de algunos sino de todos, así como la Argentina no es sólo la clase dirigente, sino todos y cada uno de los que viven en este pais.

Hoy debemos articular, sí, un programa económico y social, pero fundamentalmente un proyecto político en su sentido más amplio.

¿Qué tipo de sociedad queremos? Martín Fierro orienta nuestra mirada nuestra vocación como pueblo, como Nación.

Durante décadas, la escuela fue un importante medio de integración social y nacional. El hijo del gaucho, el migrante del interior, que llegaba a la ciudad, y hasta el extranjero, que desembarcaba en esta tierra, encontraron, en la educación básica, los elementos que les permitieron trascender la particularidad de su origen para buscar un lugar en la construcción común de un proyecto. También hoy, desde la pluralidad enriquecedora de propuestas educadoras, debemos volver a apostar a la educación. En los últimos años, y de la mano de una idea de país que ya no se preocupaba demasiado por incluir a todos e, incluso, no era capaz de proyectar a futuro, la institución educativa vio decaer su prestigio, debilitarse sus apoyos y recursos, y desdibujarse su lugar en el corazón de la sociedad. El conocido latiguillo de la escuela shopping no apunta sólo a criticar algunas iniciativas puntuales que pudimos presenciar. Pone en tela de juicio toda una concepción, según la cual la sociedad es Mercado y nada más. De este modo, la escuela tiene el mismo lugar que cualquier otro emprendimiento lucrativo. Y, debemos recordar, una y otra vez, que no ha sido ésta la idea que desarrolló nuestro sistema educativo y que, con errores y aciertos, contribuyó a la formación de una comunidad nacional.

Pretendo llamar la atención de todos y, en particular, de los educadores católicos, respecto de la importantísima tarea que tenemos entre manos. Depreciada, devaluada y hasta atacada por muchos, la tarea cotidiana de todos aquellos que mantienen en funcionamiento las escuelas, enfrentando dificultades de todo tipo, con bajos sueldos y dando mucho más de lo que reciben, sigue siendo uno de los mejores ejemplos de aquello a lo cual hay que volver a apostar, una vez más: la entrega personal a un proyecto de un país para todos. Proyecto que, desde lo educativo, lo religioso o lo social, se torna político en el sentido más alto de la palabra: construcción de la comunidad.

Este proyecto político de inclusión no es tarea sólo del partido gobernante, ni siquiera de la clase dirigente en su conjunto, sino de cada uno de nosotros.

Seguramente, tampoco a Hernández se le escapaba que los gauchos verdaderos, los de carne y hueso, no se iban a comportar tampoco como "señoritos ingleses" en la "nueva sociedad a fraguar".Provenientes de otra cultura, sin alambrados, acostumbrados a décadas de resistencia y lucha, ajenos en un mundo que se iba construyendo con parámetros muy distintos a los que ellos habían vivido, también ellos deberían realizar un importante esfuerzo para integrarse, una vez que se les abrieran las puertas.

La segunda parte de nuestro "poema nacional" pretendió ser una especie de "manual de virtudes cívicas" para el gaucho, una "llave" para integrarse en la nueva organización nacional.

Martín Fierro está repleto de los elementos que el mismo Hernández había mamado de la cultura popular, elementos que, junto con la defensa de algunos derechos concretos e inmediatos, le valieron la gran adhesión que pronto recibió. Es más: con el tiempo, generaciones y generaciones de argentinos releyeron a Fierro... y lo reescribieron, poniendo sobre sus palabras las muchas experiencias de lucha, las expectativas, las búsquedas, los sufrimientos... Martín Fierro creció para representar al país decidido, fraterno, amante de la justicia, indomable. Por eso todavía hoy tiene algo que decir. Es por eso que aquellos "consejos" para "domesticar" al gaucho trascendieron con mucho el significado con que fueron escritos y siguen hoy siendo un espejo de virtudes cívicas no abstractas, sino profundamente encarnadas en nuestra historia.

No voy a prolongar este mensaje ?ya muy extenso? con el desarrollo de los muchos valores que Hernández pone en boca de Fierro y otros personajes del poema. Simplemente, los invito a profundizar en ellos, a través de la reflexión y, por qué no, de un diálogo en cada una de nuestras comunidades educativas. Aquí, presentaré solamente algunas de las ideas que podemos rescatar, entre muchas?.

El arzobispo lee luego algunos versos del Martin Fierro y subraya ciertas palabras. *

* Incluye versos ? que el lector puede buscar en la obra original, y aquí abreviamos -, y los comenta. Hemos numerado las palabras o puntos que comenta, lo que no está en el texto original..

1.- Ni el miedo ni la codicia es bueno que a uno lo asalten, ?..sin ella sucumbiria, pero?.se vuelve en unos prudencia y en otros picardia

"Prudencia" o "picardía" como formas de organizar los propios dones y la experiencia adquirida. Obrar desde la verdad y el bien?.o por conveniencia.

2.-"Ni el miedo ni la codicia es bueno que a uno lo asalten.

Ansí no se sobresalten por los bienes que perezcan.

Lejos de invitarnos a un desprecio de los bienes materiales como tales, la sabiduría popular, que se expresa en estas palabras, considera los bienes perecederos como medio, herramienta para la realización de la persona en un nivel más alto. Por eso, prescribe no mezquinarle al pobre, que sí necesita de nosotros y, como dice el Evangelio, no tiene nada con que pagarnos. Una comunidad que deje de arrodillarse ante la riqueza, el éxito y el prestigio y que sea capaz, por el contrario, de lavar los pies de los humildes y necesitados sería más acorde con esta enseñanza que la ética del "ganador" a cualquier precio que hemos malaprendido en tiempos recientes.

3.- "El trabajar es la ley porque es preciso alquirir?.. Sangra mucho el corazón del que tiene que pedir."

¿Hacen falta comentarios? La historia ha marcado a fuego en nuestro pueblo el sentido de la dignidad del trabajo y el trabajador. ¿Existe algo más humillante que la condena a no poder ganarse el pan? ¿Hay forma peor de decretar la inutilidad e inexistencia de un ser humano? ¿Puede una sociedad, que acepta tamaña iniquidad escudándose en abstractas consideraciones técnicas?

Pero este reconocimiento, que todos declamamos, no termina de hacerse carne. No sólo por las condiciones objetivas que generan el terrible desempleo actual, condiciones que, nunca hay que callarlo, tienen su origen en una forma de organizar la convivencia que pone la ganancia por encima de la justicia y el derecho, sino también por una mentalidad de "viveza" (¡también criolla!) que ha llegado a formar parte de nuestra cultura. "Salvarse" y "zafar"... por el medio más directo y fácil posible.... creencias que han ido abonando una cultura de la corrupción que tiene que ver, sin duda, con esos "atajos" por los cuales muchos han tratado de sustraerse a la ley de ganar el pan con el sudor de la frente.

4.- "La cigüeña cuando es vieja pierde la vista, y procuran cuidarla? todas sus hijas pequeñas. Apriendan de las cigüeñas este ejemplo de ternura."

En la ética de los "ganadores", lo que se considera inservible, se tira. Es la civilización del "descarte". En la ética de una verdadera comunidad humana, en ese país que quisiéramos tener y que podemos construir, todo ser humano es valioso, y los mayores lo son a título propio, por muchas razones: por el deber de respeto filial ya presente en el Decálogo bíblico; por el indudable derecho de descansar en el seno de su comunidad que se ha ganado aquél que ha vivido, sufrido y ofrecido lo suyo.

No hay que esperar hasta que se reconstituya el sistema de seguridad social actualmente destruido por la depredación: mientras tanto, hay innumerables gestos y acciones de servicio a los mayores que estarían al alcance de nuestra mano con una pizca de creatividad y buena voluntad. Y del mismo modo, no podemos dejar de volver a considerar las posibilidades concretas que tenemos de hacer algo por los niños, los enfermos, y todos aquellos que sufren por diversos motivos. La convicción de que hay cuestiones "estructurales", que tienen que ver con la sociedad en su conjunto y con el mismo Estado, de ningún modo nos exime de nuestro aporte personal, por más pequeño que sea.

5.-"Ave de pico encorvado le tiene al robo afición?.

Quizás, en nuestro país, esta enseñanza del Martin Fierro haya sido de las más olvidadas. Pero además de no permitir ni justificar nunca más el robo y la coima, tendríamos que dar pasos más decididos y positivos. Por ejemplo, preguntarnos no sólo qué cosas ajenas no tenemos que tomar, sino más bien qué podemos aportar cómo podríamos formular que, también, son "vergüenza" la indiferencia, el individualismo, el sustraer, robar, nuestro aporte a la sociedad.

6.-? acostúmbrense a cantar en cosas de fundamento ....

¿Cuántas palabras "sobran" entre nosotros? ¿Cuánta habladuría, cuánta difamación, cuánta calumnia? ¿Cuánta superficialidad, banalidad, hablar"? ¿Sería posible que estuvieramos más atentos a lo que decimos de más y a lo que decimos de menos, particularmente quienes tenemos la misión de enseñar, hablar, comunicar?

Finalmente, citemos aquella estrofa en la cual hemos visto tan reflejado el mandamiento del amor en circunstancias difíciles para nuestro país. Aquella estrofa que se ha convertido en lema, en programa, en consigna, pero que debemos recordar una y otra vez:

"Los hermanos sean unidos, porque esa es la ley primera. Tengan unión verdadera en cualquier tiempo que sea, porque si entre ellos pelean los devoran los de ajuera"

Estamos en una instancia crucial de nuestra Patria. Crucial y fundante: por eso mismo, llena de esperanza. La esperanza está tan lejos del facilismo como de la pusilanimidad. Exige lo mejor de nosotros mismos en la tarea de reconstruir lo común, lo que nos hace un pueblo.Sin grandilocuencias, sin mesianismos, sin certezas imposibles, se trata de volver a bucear valientemente en nuestros ideales, en aquellos que nos guiaron en nuestra historia y de empezar, ahora mismo, a poner en marcha otras posibilidades otros valores, otras conductas.

 

Nestor Kirchner presidente

Nestor Carlos Kirchner nació en Rio Gallegos en 1950. Su padre, descendiente de alemanes, era funcionario de Correos, su madre, María Ostovic, hija de croatas, había nacido en el vecino puerto chileno de Punta Arenas.

Estudió Derecho en la Universidad de La Plata y allá conoció a Cristina Fernández, que como él era miembro de la Juventud Universitaria Peronista. Ambos militaban en La Tendencia, ala de la izquierda revolucionaria. En 1975 se casaron y en 1976 él terminó la carrera y se fueron a vivir a su ciudad natal. Se había producido el golpe militar y la dictadura reprimía duramente a todos los que integraban las organizaciones guerrilleras y a sus colaboradores y simpatizantes. En La Plata ? especialmente la Universidad y los sindicatos - todos los días se producían detenciones y secuestros por parte de la Policia y el Ejército.

En Rio Gallegos la joven pareja abrió el Estudio Jurídico Kirchner , al tiempo que Nestor trabajaba en la administración provincial. No hay noticias de que cinco años tuvieran ningún tipo de actividad política. Mientras De Nevares, Zazpe y Hesayne y el Provincial de los Jesuitas se arriesgaban ? Bergoglio hubiera dicho ?se jugaban? ? ayudando a los perseguidos políticos, los Kirchner imitaron la conducta de la mayoria de los obispos pasando desapercibidos. En defensa del joven matrimonio hay que decir que no tenían cargos de responsabilidad como los cuatro antes mencionados, que tuvieron que tomar decisiones en aquellos años tenebrosos.

En 1982, la Junta Militar derrotada en las Malvinas buscando una salida autorizó el funcionamiento de partidos politicos. Los Kirchner abrieron una de las veinte ?unidades básicas? de Rio Gallegos *. En 1983,

*Unidad básica. Sede local peronista.

ya restablecida la democracia fue presidente de la Caja de Previsión Social y en 1987 elegido intendente municipal ( alcalde ) de la ciudad de Rio Gallegos. En 1991 fue elegido por los peronista gobernador de la provincia ? Santa Cruz - con el 61 % de los votos. Abrió las puertas al capital extranjero, principalmente ingleses que invirtieron en empresas turísticas y mineras y se benefició de las regalías petrolíferas. Luego llevó a cabo una política de fuertes inversiones públicas, en contraste con la neoliberal del presidente de la república, el también peronista Carlos Saúl Menem, por lo que empezó a destacarse entre los gobernador y políticos de la izquierda peronista dentro del abanico del movimiento justicialista.

Al intentar Menemen 1998 presentarse a la reelección, encontró una fuerte oposición en la sociedad argentina, incluso en las filas del peronismo. Kirchner se alineó con el lider de esa oposición interna, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Eduardo Duhalde.

Varios líderes peronistas se presentaron a las elecciones internas o primarias de las que debía salir el candidato peronista para las elecciones generales del 2003: Kirchner, Menem y Adolfo Rodriguez Saá, que habia sido presidente interino de la República en diciembre de 2001, en plena crisis del ?corralito?, y habia declarado la cesación de pago de la deuda externa argentina.

El senador Eduardo Duhalde, uno de los dirigentes de más peso del peronismo, anunció su apoyo a Kirchner, con lo que aumentaron las posibilidades de que fuera elegido presidente, Menem y Rodriguez Saá, cada uno de ellos con un programa no solo distintos, sino contrapuesto; Kirchner lo hizo con un perfíl socialdemócrata. El congreso del partido tomó entonces una decisión inédita, suspender las elecciones internas o primarias y presentarse los tres a las elecciones presidenciales, con los mismos símbolos pero como si pertenecieran a partidos distintos.

La campaña estuvo condicionada por los efectos de la crisis del ?corralito?. Con la presidencia de Eduardo Duhalde el país empezaba a recuperarse y el PIB registraba un leve aumento, pero la situación social seguía siendo terrible: el 54 % de la población se había hundido bajo el límite de pobreza.

En las elecciones del 27 de abril el ?Frente de la Victoria? de Kichner obtuvo un 22 veintidos, siendo superado por Menem (Alianza Frente por la Libertad) con el 24 por ciento. Los otros candidatos, el de la Union Civica Radical, el socialista y el tercer peronista, se quedaron poder debajo del 14 por ciento. La legislación electoral argentina prescribe que si ningun candidato alcanza el 45 por ciento de los votos válidos emitidos, los dos más votados deben disputar una segunda vuelta (ballotage). No fue necesario, el expresidentes Menem renunció a su candidatura con lo que su 24 por ciento de votos unido al 22 de Kirchner hizo que éste último se convirtiera en Presidente de la República, con el nivel más bajo de votos jamas registrado en la historia argentina. El 25 de mayo de 2003 Néstor Carlos Kirchner asumió la Presidencia.

 

La tragedia de la discoteca Cromagnon.

Suceden de vez en cuando en las grandes ciudades cuando miles o decenas de miles de jóvenes, con ganas de bailar, beber y consumir drogas se reúnen en una sala o estadio, atraídos por orquestas o espectáculos. La tragedia se produce cuando el organizador o propietario, con aceitadas relaciones con los funcionarios municipales y de seguridad, deciden - él y ellos ? ser ?flexibles? por razones económicas en lo establecidos por las normas de seguridad. La investigación y proceso para conocer a los responsables de la tragedia se prolonga a veces años. La sentencia nunca llega y cuando llega, por alguna razón los culpables no van a la cárcel.

Sucedió en Buenos Aires el 30 de diciembre del año 2004 en la discoteca Cromagnon donde ofrecía un recital la banda de rock Callejeros. Una bengala inició un incendio en las telas, plásticos y otros materiales inflamables del techo. La multitud se dirigió a las puertas pero la de salida estaba cerrada y las otras dos eran totalmente insuficientes para permitir la evacuación rápida de los jóvenes reunidos en una masificada sala, cuadruplicando la capacidad autorizada. Por asfixia o aplastados murieron 194 y 1.432 resultaron heridos.

A medianoche, una hora después de la tragedia, llegó el cardenal al lugar de la tragedia, cuando decenas de ambulancias retiraban a los muertos y heridos. Dio la extremaunción a siete jóvenes y visitó cuatro de los grandes hospitales donde habían sido trasladados parte de los 1.400 heridos, acompañándolos y consolando a los familiares hasta el amanecer.

En el hospital Ramos Mejía estuvo con Amelia y junto a su hija Gabriela Barros: ?Logró que mi hija abriera los ojos, llorara y agarrara fuerte mi mano. La hizo revivir para que nos viera?, dice la madre. ?Al despedirse, en la puerta del ascensor, me dijo: ?¿Sabés una cosa?. En el momento de darle la unción no quería decirte que le quedaban pocos minutos de vida a tu hija?.

En la tarde del 31 de diciembre volvió a visitar otros hospitales.

La tragedia más grande de la historia argentina entre las debidas a causas no naturales, sino a causas humanas, conmovió al país y provocó una grave crisis política en el gobierno de la capital. A medida que pasaron los días se fue descubriendo que la catástrofe había sido originada por una compleja red de corrupción, sobornos, negligencia e impericia. En el local, con capacidad para 1.000 personas habían ingresado 4.500, la autorización de servicio contra incendios estaba caducada, la mayoría de los extintores no funcionaban, el servicio médico para primeros auxilios estaba en manos de personas no profesionales, la policía había sido sobornada lo que hizo permitió que entrara cuatro veces la capacidad autorizada y no registrara a los que ingresaban, para impedirles hacerlo con drogas y bengalas (como se acostumbra en los bailes roqueros). Un empleado jubilado y una ama de casa figuraban como propietarios de la discoteca Cromagnon, cuya sede estaba inscrita en Montevideo, aunque luego se averiguó que dependía de una sociedad domiciliada en las Bahamas.

Al cumplirse un mes de la tragedia, el cardenal ofició una misa por las víctimas: ?Yo dejaré en medio de ti a un pueblo pobre y humilde que se refugiará en el nombre del Señor? (Sof. 3:12). Así suena la promesa de Dios a su pueblo en momentos de mucha dificultad y prueba. No le promete ni riqueza, ni poder. Le promete su intimidad, su calidez de Padre, su acogida llena de ternura y comprensión.

?Y hoy nosotros venimos a pedir esto. Nuestro dolor, desde hace un mes, es muy grande; un dolor que no se puede expresar con palabras; un dolor que abofeteó a nuestra ciudad, que golpeó a hogares enteros. Venimos a encontrar refugio en el nombre del Señor. Pedimos su caricia amorosa de Padre. Que nos consuele y no nos abandone, porque queremos seguir caminando y queremos seguir luchando. Nos apoyamos en su promesa: ?Felices los afligidos, porque serán consolados? (Mt. 5:5). Le pedimos su consuelo, que no es una especie de resignación pasiva sino la caricia del Padre que nos levanta y nos vuelve a poner en camino, que es misericordioso y que hace justicia. ?Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados? (Mt. 5:6). Por eso también le pedimos justicia. Le pedimos que su pueblo humilde no sea burlado por ninguna astucia mundana; que su mano poderosa ponga las cosas en su sitio y haga justicia?.

El 30 de diciembre, al cumplirse el año de la tragedia, celebró una misa en la catedral, que se inició encendiéndose 194 velas por cada uno de los muertos, cuyos familiares llevaban fotos y una palabra, ?Justicia?. En cardenal en su homilía dijo entre otras cosas:

?Hace un año esta ciudad sufrió la bofetada de una tragedia. Vio segada la vida de 194 hijos jóvenes, que eran promesas, que eran futuro. Se nos segó la esperanza de esos chicos, que no van a ser sustituidos por nadie, porque cada uno es único, insustituible.

?Buenos Aires necesita llorar. No ha llorado lo suficiente. Buenos Aires trabaja, busca, negocia, se preocupa por el turismo, pero no ha llorado lo suficiente, necesita ser purificada por el llanto de esta tragedia y de tantas. Ciudad distraída, ciudad dispersa, ciudad egoísta, llorá, te falta ser purificada por las lágrimas, que purifique con el llanto a esta ciudad tan casquivana y superficial.

?Mientras, recordamos los nombres de los chicos. Esos que no están pero nos dejaron la herencia, la dura advertencia de que no nos hacemos cargo de las múltiples tragedias de la ciudad?

En la procesión del Corpus Christi, en junio de 2006, Bergoglio bendijo una imagen de la Piedad ? la Virgen con Jesús muerto en sus brazos - , que miles de fieles de cuatro parroquias, entre ellos muchos jóvenes, se dieron cita en la Plaza de la Memoria, en el barrio de Once, en una de cuyas esquinas estaba la discoteca

Durante la misa, a la que asistió el jefe del gobierno municipal de de Buenos Aires, Jorge Telerman ? de confesión judía - , que había sucedido en el cargo al intendente Aníbal Ibarra, destituido en un juicio político por la negligencia que hizo posible la catástrofe. En la ceremonia cardenal Bergoglio renovó la consagración de la ciudad y de la diócesis a Nuestra Señora de Luján y recordó que "si no hay encuentro con Jesús la vida se nos vuelve inconsistente, va perdiendo sentido".

La prensa comentó que ?el acto tenía un profundo significado político, ante la grave situación social y el nivel de corrupción político, en el que el cardenal marcó diferencias con el simplificador racionalismo que expresan culturalmente sectores cercanos al narcotráfico y a las política a favor del aborto que se proponen desde el gobierno?.

La conmemoración año tras año de la tragedia de Cromagnon, mientras los políticos y los abogados demoraban el juicio de los culpables disgustaba en sectores gubernamentales. En algunos círculos de católicos conservadores veían en sus misas y procesiones una intencionalidad política y se preguntaban el por qué y el cómo de ellas y su silencio en otros acontecimientos, como la exposición blasfema del pintor León Ferrari, que mientras unos católicos habían organizado una marcha, el cardenal ?se había limitado a pedir una jornada de ayuno y oración para reparar la ofensa?.

El doble ataque de la izquierda progresista por un lado y los católicos conservadores por otro, movió a José María Poirier, director de Criterio a escribir:

?A Bergoglio le duele el país, como a su tan querido Leopoldo Marechal. Le duelen los chicos de la calle, los excluidos, las familias en crisis, los desocupados, los jóvenes de Cromagnon. La religión para él es parte fundante de la persona y la comunidad. No es un fundamentalista, es un creyente.

?Que le preocupe la política nacional y porteña habla, en todo caso, bien de él, y no mal. Es un ciudadano, es un dirigente social que vislumbra ante él un panorama y más o menos violento.

?Que su fuerte personalidad suscite preocupación en el gobierno no sorprende. Es probablemente el adversario más temido.

?Que suscite también cierta inquietud en algunos obispos, resulta igualmente poco sorprendente: podría verse limitada la colegialidad ante lo que se presume como excesiva autoridad.

?Bergoglio tiene los rasgos de un hábil estratega y de un líder silencioso. Como al líder radical y presidente Hipólito Yrigoyen, en el silencio y la concentración encuentra nueva fuerza. Pero el Cardenal sabe que ha sido llamado a ser ?pastor y maestro?, que su misión es de unidad y de diálogo. Él mismo se definiría como ?hombre de frontera?.

En el año 2007 antes de iniciarse la misa en la catedral las campanas sonaron 194 veces, recordando a las víctimas. El templo estaba lleno, sobre todo de adultos, - padres, madres, parientes de los muertos - , pero en la marcha desde la plaza de Mayo hasta el ?santuario de los pibes de Cromagnon? predominaron los jóvenes, mas de 3.000 encabezados por una bandera argentina.

En su homilía el cardenal comentó el evangelio de ese día, domingo, día de los Inocentes muertos por Herodes ?uno de los tiranos de la larga lista responsables de muertes cuando se trata de defender sus propios intereses. Herodes me hace pensar en nuestros hijos, los que están y los que no están y en los intereses escondidos, intereses económicos cómplices de la tragedia, en el llanto de los padres, que no llegó a toda la ciudad, falta de solidaridad, una ciudad egoísta, que quizás lo único que atina a decir es gracias a Dios que a mí no me tocó" y pidió para que la urbe "llore y tenga hambre y sed de justicia?.

El 2009, Bergoglio dijo en su homilía: ?Hoy venimos a orar en el 5º aniversario de esta tragedia, necesitamos que se nos hable de lo único que puede dar sentido al dolor, al sufrimiento, a un sinsentido como el que hemos vivido.

?Venimos a llorar por nuestra ciudad que no tiene lágrimas de madre para esos hijos que hoy recordamos y para tantos otros que ella abandonó. Esta ciudad vanidosa, casquivana, orgullosa, coimera. Esta ciudad que maquilla las heridas de sus hijos para que no la hagan sufrir. No las cura, las maquilla. Esta ciudad que esconde a sus ancianos mal alimentados, los arrincona porque no quiere ver el sufrimiento de los que nos dieron la vida. Ciudad que abandona a sus chicos, que elegantemente los llama ?chicos en situación de calle?. Se desprende de ellos y los tira a la calle.

?Para que esta ciudad en vez de matar, aprenda a parir, sea promesa de vida. Lloramos recordando estos jóvenes que han muerto y le decimos a esta ciudad ?mirá, la mayoría de ellos murieron entrando y saliendo para salvar a otros, no se escaparon para salvar el pellejo?. Le decimos a esta ciudad que sea madre solidaria como lo fueron estos chicos que dieron testimonio entrando y saliendo hasta no pudiendo salir más.

?El dolor no se va, camina con nosotros. Lo peor que podemos hacer es la receta del espíritu mundano que es anestesiarlos con otras noticias, con otras distracciones. El dolor hay que asumirlo como ustedes, los más cercanos, lo asumen. Nosotros, los que estamos más lejos, también lo queremos asumir. Hay que asumirlos y dejar que se añejen en nuestro corazón y se transformen en semilla de fecundidad.

?En estos días navideños les digo a ustedes: miremos al Niño. Es el único que puede hacer añejar el dolor en nuestro corazón y transformarlo en sabiduría, en semilla de fecundidad. Y miremos a la Madre, pidámosle a la Madre, que sabe lo que es sufrir, que haga madre a esta ciudad compadrita, superficial y que le cuesta dar vida?.

***

La Justicia caminaba despacio. Omar Chabán, propietario de dos de los lugares emblemáticos under de Buenos Aires y organizador del espectáculo de la discoteca Cromagnon, había sido detenido y luego puesto en libertad bajo fianza, mientras se instruía el sumario. Lo mismo sucedió con su socio, axial como con altos cinco funcionarios municipales y seis policías. Rafael Levy, el mercader de las tinieblas, dueño de la discoteca y de varios prostíbulos, ni siquiera tuvo que pasar una noche en la cárcel. Al cabo de año y medio el intendente de Buenos Aires, sometido a un juicio político por el poder legislativo municipal, fue destituido.

El juicio de Omar Chabán, su socio, los altos funcionarios municipales y los policías, se celebró en agosto del año 2008 y la sentencia se dictó un año después: Omar Chabán fue condenado a 20 años por estrago doloso y cohecho activo, el que fuera secretario de Seguridad de la capital y un subcomisario de la Policía Federal a 18 años por cohecho pasivo. Recurrieron la sentencia y todavía hoy- nueve años después de la tragedia - siguen en libertad. Levy, el mercader de las tinieblas no tiene aun ni siquiera fecha para ser juzgado*.

* Si el drama que costó tantas vidas hubiera ocurrido hace ochenta años, cuando fue desmantelada la red mafiosa judía internacional Zwi Migdal dedicada a la trata de blancas, la comunidad habría sido expulsado a Levy de la sinagoga y aun de la posibilidad de ser enterrado en el cementerio israelita.

Catástro ferroviaria en la estacion del Once

A principios de enero, al haber cumplido  los 75 años,  presentó  su renuncia y al Papa  Benedicto XVI, el cual, como establece el Derecho Cannico, “proveerá teniendo en cuenta todas las circunstancias”. Bergoglio pensaba que la aceptación se demoraría quizás hasta un año y medio, pero sin esperar a más  comenzó a  destruir  papeles, regaló  escritos inéditos a Gustavo Marcos y fue regalando los libros que no eran de los de su pequeña biblioteca particular, por ejemplo al periodista Jorge Rouillon.Una de las veces que fue a Flores, el barrio de su niñez y juventud, visitó el Hogar Sacerdotal, residencia  para sacerdotes jubilados y reservó una habitación de la planta baja, a donde iría a vivir  cuando se retirase. Comentó con amigos de confianza que a partir de ese momento se dedicaría a orar y a confesar en la basílica de Lujan y San Cayetano.

***

            En la mañana del 22 de febrero un tren abarrotado de personas que acudían a su trabajo,  chocó contra el andén en la entrada de la estación Once, descarrilando.  Murieron 51 personas y 703 resultaron heridas.  La estación Once de septiembre era bien conocida por el cardenal porque era  la de la línea ferrea que lo llevaba regularmente a Intuziango, donde vivia su hermana y familia.

         Al cumplirse el mes el cardenal ofició un funeral en la catedral, donde exhortó a los familiares a “reclamar serenamente que se cumpla la justicia. Detrás de esta gran tragedia hay responsables irresponsables: un sistema ferroviario en el que se hace viajar  como si fueran animales a miles de trabajadores  que se ganan el pan dignamente”.

“Ningun cura o cardenal puede explicar el dolor humano ni la muerte, ni dar una respuesta “tranquilizadora” a los familiares”. Pidió   no acostumbrarse a  desinteresarse por el sufrimiento del otro y decir “a mi no me tocó”

“No nos acostumbremos a la mano fácil que sacude y dice  'gracias, a mí no me tocó'. Somos hermanos en el dolor y como hermanos  miramos el cielo y nos preguntamos por qué. A treinta días de la  tragedia nos preguntamos por qué tantas vidas segadas. El Señor está cerca del que sufre. Señor, si vos estás cerca de nosotros, hacerlo sentir. Señor, queremos que se haga justicia. Pedimos la gracia de llorar,  Padre,  en esta ciudad que no ha aprendido a llorar, en la  que todo se anestesia. No, hay situaciones que no se arreglan sino sacandolo todo a la luz “. Pedimos la gracia de llorar mucho para que las lágrimas limpien nuestros ojos y nos hagan ver la luz, más allá del dolor “.