El 16 de diciembre de 1824 muere Rafael González de Menchaca. Después de veinte años de casada, María Elena se encuentra otra vez sola. La primera fue en 1796, cuando tras el fallecimiento de su padre, se quedó ella con su madre, allá en Málaga. Ahora no tiene otra compañía que la de su hija Petronila, de quince años.
Diciembre ha sido siempre un mes decisivo en su vida. Un 6 de diciembre de 1783, zarpaba la fragata "Santa Balbina" del puerto de Buenos Aires. Cuando a una persona le sucede algo semejante no lo olvida nunca. Todavía recuerda como hasta el atardecer podía ver las torres de la iglesia de San Francisco y el perfil del fuerte del gobernador. Junto a ella Antonio, el esclavo negro que habían traído desde Yayeyú, no perdía de vista a su hermano más pequeño, José, para evitar que se subiera a la barandilla y se cayera al río. José a los seis años era muy revoltoso
Otro 4 de diciembre murió su padre; los últimos meses apenas podía caminar y las manos le temblaban; pocos fueron al entierro en la parroquia malagueña de Santiago. Tampoco había mucha gente el 10 de diciembre de 1802 cuando se casó con Rafael en Madrid.
Y ahora, el 16 de diciembre, se ha quedado viuda.
Llora y tiene miedo. Recuerda lo que sufrieron madre y ella, cuando se encontraron en la casa de Pozos Dulces con una mano atrás y otra delante, sin un real y sin pensión; fue un calvario que duró años.
Sin embargo ésta vez María Elena contó con la ayuda de compañeros de su marido para tramitar la pensión de viudedad. Tres meses después del fallecimiento de Rafael, el propio Contador general de Valores, que fuera su jefe, se encargó de redactar la instancia solicitándola. Debidamente documentada, por supuesto: partida original y legalizada de casamiento, otra de la parroquia certificando que tenía una hija soltera, a su cargo. Como González de Menchaca trabajaba en el ministerio fue suficiente hacer constar que "se hallaba al corriente por mesadas y maravedises en escudo de los 16.000 reales que gozaba en La Coruña como Oficial de la Administración General de Aduanas de Galicia", hasta marzo de 1817 y como Oficial Mayor de la Contaduría General de Salinas del Reino, desde un mes después y hasta su fallecimiento, con un sueldo de 17.000 reales. (1).
No habían pasado dos semanas y la Junta de Montepío de las Reales Oficinas ya le había concedido la pensión y el Tesorero General había estampado su firma en Palacio, "de Real Orden, para los efectos convenientes" y con el acostumbrado "Dios guarde a Vuestra Señoría muchos años".
Era una pensión miserable: tres mil y quinientos reales al año. Como las que cobraban tarde, mal y nunca, las viudas que ella conocía de otros oficiales del Ejército y funcionarios de la Administración. Sin ir más lejos ahí estaba su cuñado Justo, que se había pasado 32 meses sin percibir su sueldo. ¿Treinta y dos meses? No. Cinco años y ocho meses. (2)
No exageraba María Elena, con tres mil quinientos reales al año se podía hacer poca cosa. Venían a ser menos que el salario de un albañil, carpintero o un empleado de comercio. Bastante menos, porque estos andaban por los 4.745 reales al año (3).Así, con esa pensión, vivirían ella y su hija hasta la muerte de María Elena, en 1853. Los últimos tres años de su existencia vio aliviada su situación con los mil francos anuales dejados en testamento por su hermano, José de San Martín. (4).
(1) Archivo Histórico Nacional. FC. Mº Hacienda. Serie General.Legajo 5068. Expediente 17.
(2). Archivo Histórico Militar de Segovia. Expediente de Justo Rufino de San Martín 1809-1821.
(3). De los "Indices de Precios y Salarios", elaborados por el Instituto Nacional de Estadística y la Fundación del Banco Exterior de España.
(4). A partir de los "Indices de precios", del prof. Juan Sardá. "Datos sobre la evolución de la peseta", de Pedro Martínez Méndez. ?Indices históricos del precio del oro y cálculos de equivalencias por pérdida del valor adquisitivo de la moneda", del prof. Alonso de Ojeda Eisely, me atrevo a estimar, grosso modo y con el fin de que nos podamos hacer una tosca idea, que la pensión de María Elena de San Martín era de unos 250 dólares al mes. La suma que le dejó en testamento por el Libertador era de unos 4.600 dólares anuales. Entiendase valor de los dólares en relación con los índices de precios el año 1999, cuando se escribió éste capítulo. Desde entonces hasta la fecha. Desde entonces hasta la fecha en que lo lee Ud. los precios han subido enormemente y con un dólar se pueden comporar pocas cosas.